Calentando la movilización #8M #IgualesenDignidad #VivasLibresUnidas

Compartimos este tercer relato de la cobertura especial que está realizando la revista Noticias Obreras de la histórica convocatoria de este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

 

José Luis Palacios | Hacer algo que nunca antes se ha hecho no es fácil. Es lo que le ha pasado al movimiento sindical que se ha sumado con convicción e ilusión a la huelga feminista del 8 de marzo de 2018. De las doce huelgas organizadas en democracia, esta está dirigida con toda la intención a mejorar las condiciones de vida y de trabajo de esa otra mitad de la humanidad que sostiene el cielo, las mujeres, dada su palmaria situación de discriminación y desigualdad.

Efectivamente, la protesta excede al ámbito laboral, se habla de cuidados, de reparto de tareas, de reconocimiento del trabajo no remunerado, de violencia de género…, pero a nadie se le ocurriría aspirar a un cambio real sin modificar las relaciones que se dan en los centros de trabajo.

El empleo, en su sentido clásico, ha sido y sigue siendo garantía de independencia y puerta de acceso a los derechos de ciudadanía. Así que los sindicatos tenían que poner de su parte en el 8M. Y lo han hecho, además sin negar legitimidad al resto de organizaciones, ni siquiera a sus competidores en el “mercado sindical” (entiéndase la expresión).

No se podrá acusar a los principales sindicatos del país de no haber echado el resto en esta ocasión. Han movilizado, en menos de un mes, los recursos de sus organizaciones para garantizar el impacto de la convocatoria y han encontrado como respuesta una implicación personal enérgica que ha sido capaz de despejar todas las dudas y temores.

Especial protagonismo han tenido, y van a tener hoy mismo, las y los sindicalistas responsables de llevar a sus centros de trabajo y a la ciudadanía en general las reivindicaciones y la estrategia de las organizaciones de trabajadores. Hablamos de los delegados y las delegadas de empresa.

El viernes anterior, solo en Madrid, se distribuyeron 10.000 folletos con los sellos de CCOO y UGT en los principales nudos del sistema público de transportes, durante las horas de mayor trasiego de trabajadores. Este cronista que asistió en primera persona al reparto en la estación de Atocha comprobó como las mujeres recibían, en general, con agrado la información, y seguían comentando, sin parar, para no llegar tarde a su puesto de trabajo, sus impresiones.

Los hombres, también en general, aceptaban la propaganda en silencio, algunos, los menos, o eso quisiera, con evidente muestra de disgusto. Pero sin duda, lo más reconfortante para la decenas de repartidores desplegados en los torniquetes era las respuestas, siempre a la carrera, de quienes  confirmaban su intención de hacer huelga o expresaban su alegría por que “su” sindicato haya dado este paso.

Una delegada de Alcampo reconocía que “como ante todas las huelgas, hemos repartido los folletos en el centro de trabajo y hemos hablado constantemente en los descanso sobre el 8M, y hemos hecho asambleas en las puertas, porque no hay local sindical”. Admitía que “se ha generado mucha confusión, si solo lo iban a hacer las mujeres o también la podía hacer los hombres” por lo que uno de sus empeños era que “en esta lucha tenemos que estar todos, hay que sumar”.

Conviene aclarar que la huelga laboral está legalmente convocada para que cualquier trabajador, sea hombre o mujer, pueda secundarla, aunque los sindicatos han pedido que los servicios mínimos, a ser posible, recaigan solo en los varones para permitir a sus compañeras ejercer la protesta.

“En el comercio hay razones más que suficientes para hacer la huelga, es un sector feminizado y precarizado, con contrataciones a tiempo parcial,  temporalidad e incompatibilidad de horarios para conciliar”, decía la delegada de Alcampo, para quien, antes de realizarse “la huelga ya es un éxito por la aceptación, por el reflejo en los medios, por el debate y por que se han introducido en la agenda las reivindicaciones de las mujeres”.

Es más, decía, “estamos convencida de que va a haber un cambio en los centros, vamos a seguir trabajando para ello, para que haya mejores condiciones y más igualdad, vamos a utilizar todas las herramientas a nuestro alcance, la ley de igualdad, planes de igualdad, la ley de prevención de riesgos”.

Otra delegada sindical del comercio, en este caso de la empresa Gea,  confesaba que “no faltan ganas de hacer huelga, pero otra cosa será si pueden superar el miedo y amenazas de represalias”. “De momento, ya se han encargado de recordar el descuento que supone hacer huelga”, añadía. Desde luego, esta representante estaba de acuerdo con la convocatoria de huelga y esperaba que sirviera para “cambiar las malas condiciones de trabajo que han ido empeorando con la última reforma laboral que ha sido aprovechada por nuestra empresa con cada absorción que ha ido haciendo”.

Al sector de metal de Madrid, donde el comité negociador del próximo convenio colectivo se ha formado exclusivamente con mujeres, otra delegada que explicaba que se había pasado “doce horas yendo puesto por puesto para explicar las razones de la huelga y cómo se iba a desarrollar”. “Las chicas están muy contentas y entre los chicos hay de todo, pero muchos quieren respaldar a sus compañeras”, comentaba. Eso sí, “los eventuales y el personal de las
empresas de trabajo temporal son los que más reparos tienen a secundar la huelga, como es lógico”, decía.

“Me encanta el movimiento que se ha generado, en especial, que seamos las mujeres las que nos estemos moviendo y que nuestro sindicato esté ahí”, concluía.