Más novelas para el verano

Ademas de las recomendaciones incluidas en la Revista de Verano, aquí tenéis otras tres novelas para este tiempo pausado que pueden ensanchar la menta, cultivar la empatía y hacer más llevaderas las horas de calor.

Los pecados gloriosos, Lisa McInerney

Desangelado relato de una Irlanda dañada por la crisis económica actual y los estragos de la impunidad criminal. Drogas, prostitución, violencia familiar y delincuencia juvenil se mezclan con los excesos de la religión mal entendida y la apatía de una administración sin recursos, ni ideales. Duro ajuste de cuentas,  de esta irlandesa, que se dio a conocer por un blog sobre la clase obrera de su país, que no evita arremeter contra la Iglesia . Como el Dickens de Oliver Twitts  pero sin consuelo posible, con aromas a David Simon (The Wire), sin heroísmos. Una novela que muestra lo que no se quiere ver a través de personajes castigados por la vida que buscan redención y encuentran la violencia como respuesta. Un puñado de sal en heridas que en realidad nadie quiere sanar. Una heladora ducha de realismo.

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La lucha desesperada por la vivienda

Más de dos mes acampados frente a la Junta Municipal de Carabanchel (Madrid) llevan Lidia y Santi, padres de cuatro hijos de 13, 10, ocho y tres años de edad, desahuciados, el pasado 13 de junio, de un piso de un fondo de inversiones calificado como «buitre».

Lidia y Santi llevan mucho tiempo en paro. Nunca han tenido una casa propia aunque hace años solicitaron una pública. Reciben 655 euros al mes a través de la Renta Mínima de Inserción que abona la Comunidad de Madrid y gestionan los servicios sociales del ayuntamiento de la capital. Los menores están escolarizados en colegios públicos donde cuentan con ayuda para costear los servicios de comedor.

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Ken Loach: «El cine no cambia el mundo, pero puede ser una voz dentro de un coro»

El cineasta británico Ken Loach pasó por Madrid horas antes de la entrega de los premios Goya para celebrar un coloquio en la Academia de Cine, moderado por las periodistas María Guerra y Pepa Blanes .  A él acudió el colaborador de la revista Noticias Obreras Iñaki Lancelot, quien ha querido compartir el diálogo al que asistió.

 

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«Habrá que sembrar el futuro de recuerdos. Lo que compartí con Eugenio Royo»

Santiago González Vallejo. Hay pocos libros sobre el mundo sindical, el instrumento de defensa de los trabajadores. En este caso, el autor de Habrá que sembrar el futuro de recuerdos. Lo que compartí con Eugenio Royo, Manuel Zaguirre, a su vez protagonista privilegiado de la historia y la intrahistoria sindical, da retazos de la importancia del pensamiento y acción de Eugenio Royo, al que señala como cofundador de la Unión Sindical Obrera, a finales de los años 50 en la España franquista.

Royo, hijo de los «vencidos» de la Guerra Civil –su padre estuvo en prisión-, junto con otras personas, procedentes en su mayoría de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), poco a poco, durante años, construyen un pensamiento y empiezan a organizar a más trabajadores, que quieren superar a las organizaciones obreras tradicionales y cuyas direcciones fundamentalmente están en el exilio, por una organización en el interior, autónoma de los partidos políticos y unitaria y plural en su interior.

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Últimos libros de 2016 que no hay que perderse

La última cosecha editorial de 2016 nos deja libros que no deberían pasar por alto. Obras con las que apuntalar los cambios necesarios, tanto en nuestra maltrecha sociedad como en nuestra incomprendida y compleja Iglesia.

 

“La moral cristiana, ¿opresora o liberadora?”, de Felicísimo Martínez, no deja la sensación de estar ante un libro imprescindible, una obra fundamental que viene a prevenir mucho del dolor pasado y a subsanar grandes equívocos en torno a una concepción estrecha, y algunas veces hasta interesada, de la moral cristiana. A medida que se avanza en su lectura, van cayendo las falsificaciones, las tergiversaciones y los reduccionismos, para presentar la radical sencillez, la serena belleza y la contagiosa humildad de la propuesta cristiana.

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Contra la pereza intelectual

Se le atribuye al escritor argentino Mempo Giardinell la frase  que reza así: “Un pueblo que no lee está condenado a la extinción”. Ante  el nivel de nuestras conversaciones de barra de bar, y hasta de los debates parlamentarios, deberíamos inferir que a nuestro país le queda menos futuro que a un dinosaurio en la época final del Cretácico.

Por si lo quieren saber, casi un 40% de los habitantes de España no leen nunca o casi nunca. Afortunadamente, las editoriales católicas siguen ofreciendo títulos que contribuyen a elevar el debate de sobre cuestiones cruciales para el gobierno y desempeño pastoral de la Iglesia. Muchos malos entendidos, innumerables rencillas e infinidad de sufrimiento se deben, en realidad, a la pereza intelectual en la que parecemos instalados tan ricamente.

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La búsqueda en el siglo XXI

«La fe religiosa supone un mal uso tan intransigente del poder de nuestra mente que es como una especie de perverso agujero negro cultural, con una frontera más allá de la cual se vuelve imposible cualquier discurso racional». Sam Harris, citado en  «¿Modernizar el islam? Apuntes críticos en torno al Estado multiconfesional», de José María Agüera Lorente. 

«La experiencia más hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia. El que no la conozca y no pueda asombrarse ni maravillarse, está como muerto, con los ojos apagados». Alber Einstein, tomado de «Educación y cambio ecosocial», de Rafael Díaz Salazar

Se diría que la religión ya no entusiasma salvo para montar polémicas tan vacuas como interesadas. En época de elecciones, acordarse de la Iglesia sirve para diferenciarse, para movilizar el voto, para enseñorear los más sólidos principios, a falta de mejores argumentos y logros que mostrar.

Por lo general, el gran debate entre ciencia y religión, es decir, sobre el acceso a la verdad última de la existencia, no tiene apenas espacio. La comodidad intelectual, el utilitarismo pragmático y el miedo a los errores pasados (hay que reconocerlo) ha llevado a la civilización actual a declarar la superioridad de la tecnociencia sobre la religión, y a preferir la resignación a afrontar la posibilidad de que nuestras certidumbres racionalistas no superen el más mínimo escrutinio.

Se confrontan ciencia y religión para decretar la victoria a la primera y ahí se cierra la discusión. Sin embargo, no hay tal dilema cuando se entiende que ambas son dos vías de acercamiento, cada una con su propia autonomía cognoscitiva, con métodos y criterios diferentes,  a la verdad, y que al final se necesitan mutuamente. Ambas esferas del conocimiento necesitan poner en marcha la razón para no errar en su propósito. «Si no se respeta la razón, no se honra a Dios», que dice Javier María Prades en una conversación con Juan José Gómez Cadenas, publicada por Jot Down. En el diálogo añade el teólogo: «Es decisivo reconocer a la ciencia, pero también a la filosofía y a la teología, la confianza sobre la capacidad de la razón humana para revelarnos cosas verdaderas».

Rehuir el dialogo entre ciencia y religión es privarnos de un ejercicio intelectual y una experiencia comprometedora  que, lejos de ser un lujo o un artificio incómodo, intenta responder a la necesidad humana de equilibrio, sentido y trascendencia. Se pierde uno de los estímulos más grandes que ha movido a las personas de todos los tiempos a querer conocerse mejor a sí mismos, a  practicar la tolerancia, a convivir con las diferencias y a desarrollar el pensamiento crítico original ante tantas ideas preconcebidas y precocinadas por poderosos «think thank» o simplemente adulteradas por las megacorporaciones.

Afortunadamente varias obras publicadas recientemente por la editorial PPC pretenden estimular el debate y la reflexión en torno al papel de la religión en el siglo XXI. Dos aguijones en la conciencia son los libros de Heleño Saña y de Rafael Díaz-Salazar, por ejemplo.

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El pensador afincado en Alemania realiza una lectura de la crisis actual, armado de su saber clásico y su crítica de las utopías revolucionarias, tan pertinente que, si la suerte editorial le acompaña, nos encontramos ante una obra de obligada referencia para quienes de verdad quieran conocerse mejor a sí mismos y comprometerse de verdad con la transformación social.

Al más puro estilo de los grandes filósofos, Saña nos regala la clave del malestar social que nos acompaña: «Es este olvido de sus raíces ónticas más profundas lo que ha alejado al hombre de la senda de la verdad y el bien y convertido en una triste caricatura de lo que en principio podría ser. Confinado en las urbes estériles y deshumanizadas en que habita, el hombre ha perdido el hábito de soñar  y anhelar lo infinito».

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Nuestro admirado y querido profesor de Sociología nos ha regalado un libro descomunal, con una ambición enciclópedica. Todo un programa de educación para promover la conversión ecosocial que vale para justificar su trayectoria académica. En este libro colosal está volcado el profundo conocimiento de nuestra amigo Díaz-Salazar (reseñado próximamente en Noticias Obreras) pero también su rica experiencia y sincera preocupación por el devenir del mundo. De ahí que nos recuerde que «la educación ha de ser la piedra angular de la transición a una civilización poscapitalista, y en este proceso la formación antropológica de subjetividad humana ecosocial es fundamental».

Libros para despertar

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Estamos comprobando que podemos vivir (y mal vivir) sin gobierno (al menos, con uno en funciones, basta). Más difícil se me antoja la tarea de hacerlo sin libros que nos explican, que nos hacen soñar, que nos invitan a pensar, que nos descubren la trastienda de la terca realidad y finalmente nos ayudan a pasar por esta vida procurando hacer bien a los demás, o como poco, no añadirles más sufrimiento.

Tras la Pascua, más que oportuno profundizar en las razones de nuestra fe y de nuestra esperanza ante tanta desesperanza. Hemos recibido el libro del colaborador de Noticias Obreras, Jesús Espeja, «Lo divino en la experiencia humana» que quiere superar la dicotomía entre el sobrenaturalismo y la finitud humana y nos propone aspirar a la realización plena de la humanidad. Algo que también nos propone Nicolás Castellano, en «Ser hoy persona humana y creyente», en el servicio al otro, el ejercicio de la libertad, la práctica de la bondad y la búsqueda del bien común.

Las novedades de la editorial San Pablo incluyen también una serie de libros con vocación eminentemente práctica que prometen ser de gran ayuda a la hora de ejercer la misericordia y ser cada vez personas más misericordiosas. De esta editorial es también «Eva encadenada. Violencia sexual contra las mujeres en el mundo» de Marta Gómez, solo que de la colección «Alternativas» que dirige nuestra compañera Ángeles López.

Como no solo aspira uno al perfeccionamiento personal, por más que sepa cuan lejos le queda, también hay sobre la mesa de la redacción, obras que nos ayudan a entender mejor el mundo, el conflicto social e incluso plantean un futuro mejor para la noble tarea, a veces en manos de gente sin escrúpulos, de informar y formar la conciencia de la ciudadanía. Lo digo por las tres novedades que más abajo cito y que nos han hecho llegar la buena gente de la editorial Anagrama.

A menos de un mes del 1 de mayo, nos ha parecido más que acertado, el cuaderno de Cristianismo y Justicia dedicado a «El trabajo: presente y futuro», una reflexión bien documentada que como es evidente conecta con la preocupación de esta redacción.

Novedades editoriales recibidas

· “Lo divino en la experiencia humana”. Espeja Pardo, Jesús. San Pablo

· “Ser hoy persona humana y creyente”. Castellanos Franco, Antonio Nicolás. San Pablo

· “Corregir al que yerra”. Martínez Díez, Felicísimo.

· “Dar de beber al sediento”. Castro Miramontes, Francisco Javier. San Pablo

· “Combatir las hambres de hoy”. Cordero Morales, Fernando. San Pablo

· “Vestir al desnudo”. Potente, Antonietta. San Pablo

· “Visitar a los enfermos”. Cupini, Angelo. San Pablo

· “Consolar a los afligidos”. Barros de Sousa, Marcelo. San Pablo

· “Eva encadenada. Violencia sexual contra las mujeres en el mundo” Gómez Casas, Marta. San Pablo

· “Salvar los medios de comunicación” Cagé, Julia. Anagrama

· “La nueva lucha de clases”. Žižek, Slavoj. Anagrama

· “¡Siempre el dinero!”. Una novelita sobre economía. Hans Magnus Enzensberger. Anagrama

· “El trabajo: presente y futuro. Entre la creciente precarización y la ineludible necesidad de repensarlo”. Teresa Crespo (ed.). Cuaderno 198 CiJ.

 

 

 

 

Lectura benéfica

En tiempos de política espectáculo, en el que las estrategias de los partidos y los mensajes de los candidatos a gobernar el país, se dirimen sobre todo a través de la televisión, siento la necesidad, casi la obligación, de recomendar la lectura como deber ciudadano. Con la ventaja de que leer puede llegar a ser una actividad sumamente placentera y beneficiosa.

La diferencia entre recibir pasivamente estímulos audiovisuales y fijar la atención en la comprensión de palabras, frases y párrafos es abismal. Paul Auster, en «Smoke & Blue in the face», lo explica muy convincentemente:

«Para leer un libro tienes que implicarte activamente en lo que dicen las palabras. Tienes que trabajar, tienes que usar la imaginación. Y una vez que tu imaginación está plenamente despierta, entras en el mundo del libro como si fuese tu propia vida. Hueles las cosas, las tocas, tienes pensamientos complejos e intuiciones, te encuentras en un mundo tridimensional».

El montón de novedades que hemos recibido este mes es buen ejemplo de esos libros que empiezas con excitación y acabas con nostalgia. Algunos ya están subrayados y ciertos pasajes quisiera uno que se incorporaran para siempre al acervo personal.

Quiero creer, como al parecer dijo San Agustín, que «cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”San Agustín.

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Novedades editoriales recibidas

«Periodismo de mandarinas». Javier Fariñas

«Pasión por educar». Francesc Torralba

«Capitalismo canalla». César Rendueles

«El retorno de los chamanes» Víctor Lapuente

«Místicos, profetas y reformadores». Instituto Superior de Pastoral Social.

 

Lecturas con sustancia

Ya han llegado algunas de las preciadas publicaciones con las que alimentamos el cerebro y el corazón. Extiendo sobre la mesa de trabajo aquellas a las que no quiero perder de vista. Mientras buscamos contenidos para nuestras publicaciones del mes siguiente, aprovecho para conocer de qué hablan tantos buenos amigos que todavía defienden el valor de la palabra impresa. Es una riqueza enorme que muchas veces pasa desapercibida. ¿Alguien recogerá esta desprendida y valiente siembra? ¿Qué nos falta a los que intentamos promover cambios personales y sociales mediante la tinta y el papel para hacer que nuestras voces se oigan en medio del barullo mediático?

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