Europa se busca a sí misma

Jim es miembro del MCW, vive en Birmingham y trabaja en una cooperativa de finanzas éticas, asesorando a empresas de la economía social y entidades sin ánimo de lucro.
Jim es miembro del MCW, vive en Birmingham y trabaja en una cooperativa de finanzas éticas, asesorando a empresas de la economía social y entidades sin ánimo de lucro.

Jim es inglés y Sylvian francés, pero los dos pertenecen al Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa. Católicos de cuatro países han coincidido en Madrid, en «la necesidad de  construir conjuntamente la democracia y una nueva política centrada en el reconocimiento efectivo de la dignidad del ser humano y su dimensión trascendente».

Sylvain Knittel vive en el distrito 5 de París. Es miembro de la ACO de Francia y está casado con una colombiana que habla “más dulce que los españoles”.
Sylvain Knittel vive en el distrito 5 de París. Es miembro de la ACO de Francia y está casado con una colombiana que habla “más dulce que los españoles”.

A uno y otro lado del Canal de La Mancha, se viven momentos críticos. «Nadie parece interesado en preguntarse las razones por las que en uno de los países más ricos del mundo, es necesario organizar un banco de alimentos para poder alimentar a la gente”, confiesa el británico. “Los valores de la República y el sentido comunitario de la vida social están en crisis», añade el francés.

Jim piensa que «la fe y la política tienen mucho que ver. Cuando Jesucristo da de comer a la gente que le escuchaba, no hace magia sino que nos está animando a “dar de comer al hambriento,” porque cuando compartimos lo que tenemos, a nadie le falta nada”, mientras que Sylvian afirma que «estamos llamados a actuar y a dar testimonio, por ejemplo, en los ambientes de inmigrantes, con las personas desahuciadas, en la cultura popular…»

Ambos creen esencial prestar atención al ámbito laboral. «La Iglesia no toma en serio las preguntas que se está haciendo el mundo del trabajo, a pesar de que se ha destacado mucho al hablar de la familia», hace notar el militante de la ACO francesa. “Apenas el 10% de la población se declara católica, así que no contamos con apoyos institucionales, ni sacerdotes que animen los grupos, a pesar de que algunos simpatizan con nosotros», comenta el militante del MCW.

El golpe del fanatismo a los trabajadores de Charlie Hebdo, inevitablemente, se cuela en la conversación: «Los jóvenes de origen inmigrante no se sienten integrados y buscan refugio en sus comunidades, mientras que una parte de la población abraza las ideas de Lepen sobre que hay que defenderse de los musulmanes y de las instituciones europeas. El ataque es un síntoma de la fragmentación de Europa”.